Las plantas limpiadoras: la fitorremediación

Hay plantas que tienen la interesante capacidad de limpiar los ambientes contaminados. Pueden acumular o transformar sustancias tóxicas que aparecen en el suelo o el agua, ya sea por accidente (por ej, derrame de petróleo), por la actividad del hombre (por ej, deshechos industriales) o por cuestiones geológicas (por ej, altos niveles de arsénico en las aguas subterráneas). Las plantas también ayudan a impedir que el viento, la lluvia y las aguas subterráneas extiendan la contaminación a otras zonas.

Este uso de las plantas se conoce como “fitorremediación”, y aunque es bastante reciente, ofrece ventajas muy interesantes, como el bajo costo y la rapidez del proceso. Al tomar por las raíces el agua y los nutrientes, las plantas también extraen del suelo los contaminantes. Dependiendo de la sustancia, podrá almacenarse en las raíces, tallos y hojas, o transformarse en sustancias menos perjudiciales en el interior de la planta o en gases no tóxicos que se liberan al ambiente.

La idea, en el caso de la acumulación, es destruir luego la planta y procesarla según el contaminante. Se conocen unas 400 especies que pueden acumular selectivamente alguna sustancia. La mayoría son muy conocidas, como el girasol (para el uranio) y el álamo (para el níquel, cadmio y zinc), dentro de una lista donde están también la alfalfa, la mostaza, el tomate, el zapallo y el sauce. El futuro es promisorio, ya que se espera que con la ingeniería genética se pueda mejorar la capacidad de estas plantas y transformar a otras en “limpiadoras a medida” para cada una de las situaciones.

 

Imagen: Ermelinda Martín | Unsplash