Las usinas que buscan las fórmulas para vivir mejor

Científicos y emprendedores desarrollan vacunas, terapias contra el cáncer, mejoras para el agro, energías alternativas y diseños para el hogar. Muchos ya ejecutan sus avances. En el campo tecnológico, se estimulan áreas centrales como la informática, el software y la biotecnología.

Científicos y emprendedores desarrollan vacunas, terapias contra el cáncer, mejoras para el agro, energías alternativas y diseños para el hogar. Muchos ya ejecutan sus avances. En el campo tecnológico, se estimulan áreas centrales como la informática, el software y la biotecnología.

El microscopio cuesta medio millón de dólares. Está protegido en una sala oscura, en condiciones especiales de temperatura. Ir a conocerlo despierta cierta intriga. Quizás lo esté utilizando un científico canoso, pensativo, rodeado de tubos de ensayo y atmósfera creativa. Pero no. De la oscuridad brota la voz de una mujer joven, de jeans, colita en el pelo y un mp3 que asoma de su mochila: "Hola, ¿cómo estás? ¿viste esa proteína?". Las pantallas muestran imágenes fluorescentes de esa macromolécula, con la precisión de una tomografía. La chica investiga para el futuro. Y no lo hace en los sofisticados laboratorios norteamericanos o europeos. Está aquí, en el Instituto Leloir, frente al Parque Centenario, donde la gente corre, hace flexiones y toma sol.

En el edificio hay ratones, utilizados para probar una vacuna genética contra tumores de colon o de mama y metástasis de pulmón. "El tratamiento parece efectivo", comentan las encargadas de traducir el lenguaje técnico a otro más popular.

El Instituto Leloir, dedicado a la investigación en bioquímica y biología celular y molecular, es una de las usinas de conocimiento que tiene el país para encarar el futuro. Hay otras, más y menos desarrolladas, que fueron consultadas por Clarín para armar este abanico de proyectos sobre el porvenir.

Energías limpias. La Universidad Tecnológica Nacional (UTN) acaba de armar un grupo que estudiará la energía que pueden generar las olas del mar. "Argentina tiene que aprovechar esa fuente alternativa, como hacen Australia y Estados Unidos. Nuestro litoral marítimo es muy grande y nuestras olas tienen más potencia que las de Brasil. Por eso conformamos este equipo de investigación", explica Guillermo Oliveto, uno de los miembros.

También en la búsqueda de alternativas para cuando se acabe el petróleo, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) construyó un Módulo Experimental de Energías Limpias, que fue instalado en diciembre pasado en la Base Esperanza de la Antártida. Produce energía sobre la base de hidrógeno y no genera desechos contaminantes, destacaron profesores de la entidad, vinculada a la Armada.

Sociedad innovadora. La crisis no detiene a los creativos: hay récord de propuestas en los concursos que premian con subsidios las novedades que pueden ser útiles a la sociedad. El proyecto Innovar recibió en mayo 2600 proyectos, contra 1800 del año pasado. Otro indicador es el último informe publicado por el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) sobre patentes concedidas hasta el año 2020, que incluye cientos de propuestas pensadas en universidades, laboratorios, fábricas y talleres argentinos.

Avances en salud. "En el campo tecnológico, se estimulan áreas centrales para los próximos años, como la informática, el software y la biotecnología aplicada a la salud, el agro y el mejoramiento animal. "Apoyamos también la nanotecnología, una nueva ciencia de los materiales, que trabaja en muy pequeña escala. Pronto, nos permitirá desarrollar un sistema inteligente de administración de fármacos, que derive la sustancia al tejido que la necesita, evitando los famosos efectos colaterales", señala Lino Barañao, ministro de Ciencia y Tecnología, a Clarín.

Dónde mejorar. El torrente de ideas se convierte luego en un río más delgado, cuando los proyectos inician el difícil camino de la realización. Según los ingenieros, profesores y funcionarios consultados, falla la parte asociativa de esta cadena productiva: los investigadores no siempre encuentran apoyo económico o, tarde, se dan cuenta de que la iniciativa, en la que invirtieron años de trabajo, no tenía demanda en el mercado o carecía de interés para la sociedad. Para saltar esos ripios, el país inició una búsqueda, de aquí a dos años, de 2.000 nuevos profesionales, que se llamarán "Gerentes Tecnológicos", y tendrán una formación combinada: deberán saber de ciencia y tecnología, pero también del mundo de los negocios, para sostener ese puente roto entre inventiva y ejecución. El Gobierno va a financiar a las universidades para que puedan crearse carreras de grado y post grado con esa orientación.

Proteger la invención. Además, comenzaron a tomarse recaudos para la protección de la propiedad intelectual de los desarrollos. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se convirtió en el principal solicitante de patentes en el país. Hoy, entre las que obtuvo recientemente y las que tramita, se contabilizan más de 200. "Si usted es empresario -dice un mensaje de la página www.conicet.gov.ar-, le informamos que cualquier empresa o entidad puede obtener una licencia para el uso y explotación, en la Argentina o en el resto del mundo, de productos y procesos patentados por el Conicet", que otorga el permiso a cambio de regalías. En su lista de patentamientos iniciados figuran desde una cerveza para celíacos hasta un procedimiento para la identificación de una persona por su voz. Hay también una composición para terapias anti-tumorales, un dispositivo implantable para determinar la función cardíaca de un paciente y un repelente para piojos.

Entre todos. El ingeniero José Luis Roces, vicerrector del ITBA, considera que "la clave hoy es la interdisciplina: enriquecer la formación de un licenciado en sistemas con una visión de conjunto, una mirada social. Hay que asociarse, formar parte de redes con empresas y universidades, y saber detectar por dónde aparecen las oportunidades en tecnología informática, energía, agroindustria, salud y medio ambiente. Es un desafío que no se resuelve con la disciplina académica tradicional".