La biotecnología se prepara para dar respuesta a la demanda de alimentos

Fortalecer las políticas públicas para dar curso a las investigaciones de desarrollo biotecnológico en los cultivos de la Argentina ayudaría a contribuir a solucionar la creciente demanda de alimentos en el mundo. Conclusiones del Primer Foro del Negocio Global de la Biotecnología Vegetal (Biotech 2009).

Fortalecer las políticas públicas para dar curso a las investigaciones de desarrollo biotecnológico en los cultivos de la Argentina ayudaría a contribuir a solucionar la creciente demanda de alimentos en el mundo. Conclusiones del Primer Foro del Negocio Global de la Biotecnología Vegetal (Biotech 2009).

En esos términos, los especialistas reunidos en primer Foro del Negocio Global de la Biotecnología Vegetal (Biotech 2009), plantearon un debate centrado en la necesidad de darle impulso a este sector en el cual la Argentina es líder. La clave está en el aporte de esta ciencia al incremento de la producción agrícola, que permita mitigar la demanda creciente de alimentos que crece a tasas más altas que la oferta.

Según explicaron los especialistas que asistieron al foro que tuvo lugar la semana pasada en Rosario, el incremento del consumo es clave, al punto tal que los registros de la última década indican que el de carne subió un 21% a nivel mundial; el de maíz más del 34 % y el de la soja por encima del 52%. En tanto, la superficie global de siembra sólo se incrementó en el orden del 6%. Frente a eso, si las proyecciones hacia el año 2030, indican que —a nivel mundial— la población llegará a los 8.300 millones de personas y la superficie agrícola (per cápita) caerá a la quinta parte, alguien deberá asumir la responsabilidad de dar una solución a las necesidades alimenticias de todo el planeta, una tarea nada fácil si se tiene en cuenta que hay que tomar como factores incidentes el cambió climático y la excesiva pérdida productiva por inundaciones, sequías y otras eventualidades, así como el hecho de que el destino de las tierras cultivadas ya no sólo está vinculado con la producción de alimentos sino que gran parte se destina a la generación de biomasa, productos que derivarán en medicamentos, energías, biocombustibles y otros.

El aporte. Por eso, lo que dejó en claro el debate en Biotech, es que la importancia de la biotecnología en el mundo pasa a ser un factor estratégico e imprescindible si se quieren atenuar estos indicadores. A corto plazo —año 2018— se sabe que sólo la transgénesis vegetal permitirá incrementar los rindes de soja y maíz en un 40% y acompañando este desarrollo llegarán los cultivos resistentes a sequías, suelos salinos y con mayor eficiencia en el uso de los nutrientes.

Todo suena muy interesante, pero por detrás falta una decisión que remarcaron con insistencia los organizadores del foro. Tanto el analista de mercados agrícolas Pablo Adreani, como el especialista en genética vegetal, Julio Ferrarotti, invitaron a pensar en un aumento de la productividad y destacaron que eso se logra con mayor tecnología y un marco legal adecuado, que permita las inversiones necesarias y en forma sustentable (en lo productivo, en lo económico, ambiental, y social).

Pioneros. En este sentido, consideraron que la importancia de la biotecnología agrícola en la Argentina no debe medirse sólo por la extensión del área sembrada por cultivos genéticamente modificados (alcanzó los 20 millones de hectáreas en la campaña 2008/09), sino también por el hecho de que la adopción se inició en el mismo tiempo que la tecnología estuvo disponible en el mundo, y evolucionó con tasas mucho más altas que cualquier otra incorporada al sistema agropecuario. “Es necesario que nuestro país complemente un marco regulatorio técnico, con una política agropecuaria y una mayor transparencia en la propiedad intelectual y en políticas nacionales que permitan planificar a largo plazo”, se escuchó durante las conferencias de políticas públicas y derecho intelectual.

Desarrollo sustentable.  En este escenario, Juan Kiekebusch de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y de la compañía Syngenta, no dudó en asociar a la biotecnología vegetal y el desarrollo de la agricultura sustentable como “tecnologías ligadas e imprescindibles para el crecimiento de nuestro país”. “La impronta de esta tecnología es primordial en la calidad de vida a futuro, por la masa de conocimiento y los desarrollos tecnológicos que ésta genera”, consideró destacando la importante integración que está causando la biotecnología, como también, la multiplicidad de disciplinas que toca y que afecta desde el punto de vista del desarrollo. Por su parte, Kiekebusch valoró el aporte de la biotecnología como herramienta fundamental para impulsar las prácticas medio ambientales. “Hoy ya se está hablando de 22 mil toneladas menos de productos agroquímicos aplicados en forma directa al agro. Es el reflejo de una agricultura sustentable y la protección de los recursos naturales”. Existe una diferenciación entre un agro ecosistema y un ecosistema natural, entendiendo al primero es donde se practica la agricultura y donde se afecta al medio ambiente. En ambos casos, la biotecnología puede aportar soluciones, porque permite la sustentabilidad de la agricultura, remarcó el especialista.