De las hojas de la frutilla obtienen 'vacunas' para proteger cultivos
El trabajo conjunto de dos equipos científicos obtuvo moléculas que producen respuestas inmunológicas en plantas.
El trabajo conjunto de dos equipos científicos obtuvo moléculas que producen respuestas inmunológicas en plantas.
“Sabíamos, claro, que los vegetales no tienen glóbulos blancos ni anticuerpos, pero lo cierto es que las plantas de frutilla que estudiábamos producían una respuesta ‘extraña’”, cuenta el micriobiólogo Juan Carlos Díaz Ricci, del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), que depende del Conicet y de la UNT. “Volvimos a Tucumán de nuestros estudios en el extranjero con Atilio Castagnaro (actualmente investigador del Instituto de Tecnología Agroindustrial del NOA, del Conicet, y de la Estación Experimental Agrícola, especialista en genética de plantas) en momentos en que la producción local de frutillas sufría un grave ataque de antracnosis producida por un hongo patógeno (década de 1990). Y nos dijeron ‘hagan algo’ -recuerda-. Con nuestros equipos hicimos lo que sabíamos: estudiar, desde todos los puntos de vista posibles, los patógenos presentes en la región y en las plantas. Y probamos de todo”.
Detectaron así que había plantas que sufrían esa enfermedad y otras no, y, decidieron utilizar un extracto de hojas de las plantas sanas para tratar las otras. Al infectar con el hongo patógeno plantas normales y otras pretratadas (por medio de un spray) con el extracto, descubrieron que las plantas pretratadas no se enfermaban.
Luego de 10 años trabajando en el tema, tratando de explicar el fenómeno, los científicos lograron aislar la molécula (HeT) que funciona en las plantas como las vacunas en los mamíferos: les da una notable resistencia contra un hongo que produce la antracnosis, que afecta también el maíz, la soja, el trigo y frutales, y provoca pérdidas millonarias.
Activador de inmunidad
Lo que HeT hace es activar su inmunidad innata y las protege contra el ataque de patógenos. Concretamente, lo que observó el equipo de investigadores en el laboratorio fue que en las plantas “vacunadas” con el spray de HeT, ciertas células encargadas de la fotosíntesis en las hojas aumentan la acumulación de calcio y óxido nítrico, activadores de sistemas de defensa.
Lo bueno no se acaba aquí: las pruebas demostraron que el efecto de la pulverización dura en el tiempo y es sistémica, es decir, aunque se rocíen sólo las hojas, el efecto lo recibe toda la planta (¡como las vacunas!). Ahora buscan aplicar el hallazgo en agricultura como alternativa sustentable y amigable con el medio ambiente. De hecho, HeT fue probada como “vacuna” en plantas de limonero, que adquirían resistencia contra la bacteria que produce la cancrosis de los cítricos.
Además, como parte de su estudio del sistema, los investigadores también analizaron hongos. Descubrieron que un hongo, que es oportunista y no virulento, produce una proteína, que bautizaron “AsES”, que también pueden usar como vacuna. “Es otro tipo de molécula, pero cumple con las tres condiciones que necesitamos y habíamos hallado en HeT: activa la respuesta de defensa, dura en el tiempo y es sistémica”, describe. La proteína también es eficaz para mejorar el rendimiento en palta, tomate, y tabaco.
Incluso vieron que la planta de frutilla tratada con la proteína transmite la inmunidad a sus hijas cuando es propagada vegetativamente. Las pruebas demuestran que la plantas nuevas, propagadas a partir de estolones, reciben de las madres la capacidad de dar respuestas inmunitarias.
El entusiasmo sigue creciendo, pues nuevos ensayos muestran que la molécula HeT puede tener efectos antibióticos en humanos... pero esa ya es otra historia.
El trabajo conjunto de dos equipos científicos obtuvo moléculas que producen respuestas inmunológicas en plantas.
“Sabíamos, claro, que los vegetales no tienen glóbulos blancos ni anticuerpos, pero lo cierto es que las plantas de frutilla que estudiábamos producían una respuesta ‘extraña’”, cuenta el micriobiólogo Juan Carlos Díaz Ricci, del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio), que depende del Conicet y de la UNT. “Volvimos a Tucumán de nuestros estudios en el extranjero con Atilio Castagnaro (actualmente investigador del Instituto de Tecnología Agroindustrial del NOA, del Conicet, y de la Estación Experimental Agrícola, especialista en genética de plantas) en momentos en que la producción local de frutillas sufría un grave ataque de antracnosis producida por un hongo patógeno (década de 1990). Y nos dijeron ‘hagan algo’ -recuerda-. Con nuestros equipos hicimos lo que sabíamos: estudiar, desde todos los puntos de vista posibles, los patógenos presentes en la región y en las plantas. Y probamos de todo”.
Detectaron así que había plantas que sufrían esa enfermedad y otras no, y, decidieron utilizar un extracto de hojas de las plantas sanas para tratar las otras. Al infectar con el hongo patógeno plantas normales y otras pretratadas (por medio de un spray) con el extracto, descubrieron que las plantas pretratadas no se enfermaban.
Luego de 10 años trabajando en el tema, tratando de explicar el fenómeno, los científicos lograron aislar la molécula (HeT) que funciona en las plantas como las vacunas en los mamíferos: les da una notable resistencia contra un hongo que produce la antracnosis, que afecta también el maíz, la soja, el trigo y frutales, y provoca pérdidas millonarias.
Activador de inmunidad
Lo que HeT hace es activar su inmunidad innata y las protege contra el ataque de patógenos. Concretamente, lo que observó el equipo de investigadores en el laboratorio fue que en las plantas “vacunadas” con el spray de HeT, ciertas células encargadas de la fotosíntesis en las hojas aumentan la acumulación de calcio y óxido nítrico, activadores de sistemas de defensa.
Lo bueno no se acaba aquí: las pruebas demostraron que el efecto de la pulverización dura en el tiempo y es sistémica, es decir, aunque se rocíen sólo las hojas, el efecto lo recibe toda la planta (¡como las vacunas!). Ahora buscan aplicar el hallazgo en agricultura como alternativa sustentable y amigable con el medio ambiente. De hecho, HeT fue probada como “vacuna” en plantas de limonero, que adquirían resistencia contra la bacteria que produce la cancrosis de los cítricos.
Además, como parte de su estudio del sistema, los investigadores también analizaron hongos. Descubrieron que un hongo, que es oportunista y no virulento, produce una proteína, que bautizaron “AsES”, que también pueden usar como vacuna. “Es otro tipo de molécula, pero cumple con las tres condiciones que necesitamos y habíamos hallado en HeT: activa la respuesta de defensa, dura en el tiempo y es sistémica”, describe. La proteína también es eficaz para mejorar el rendimiento en palta, tomate, y tabaco.
Incluso vieron que la planta de frutilla tratada con la proteína transmite la inmunidad a sus hijas cuando es propagada vegetativamente. Las pruebas demuestran que la plantas nuevas, propagadas a partir de estolones, reciben de las madres la capacidad de dar respuestas inmunitarias.
El entusiasmo sigue creciendo, pues nuevos ensayos muestran que la molécula HeT puede tener efectos antibióticos en humanos... pero esa ya es otra historia.