Carmen Vicien #FoodHeroes

Carmen Vicien es una de las mujeres que ha impulsado la biotecnología agrícola en Argentina. Participó en los comienzos del desarrollo del sistema regulatorio argentino en los 90’, coordinó y capacitó equipos de investigación, regulación y análisis de riesgo en Latinoamérica. Su área de estudio es la Economía de la producción agropecuaria y la Bioseguridad, con especial referencia al desarrollo de marcos regulatorios para la Biotecnología aplicada a la agricultura.

¿Cuál fue el mayor logro en su trabajo en biotecnología agrícola?

Uno de los logros que más aprecio es haber participado en los comienzos del desarrollo del sistema regulatorio argentino en los 90’. El sistema regulatorio argentino se estableció muy temprano, es uno de los más antiguos en operación y tuvo que atravesar la larga y compleja evolución de los cultivos genéticamente modificados y sus controversias

La organización del sistema, a través de órganos asesores, permitió la incorporación de recursos humanos con capacidad científica (lo cual le dio una impronta), contribuyendo así a la elaboración de una regulación comprensiva con flexibilidad en sus aplicaciones, ya que los fundamentos del sistema están basados en el conocimiento de expertos. Además, le brindó transparencia al proceso de toma de decisiones.

El sistema ha trabajado eficientemente desde 1991 hasta hoy. Esto se evidencia, por un lado, en el hecho de que ha sido capaz de intervenir en el procesamiento de un gran número de permisos de comercialización y de autorización de liberación al ambiente basados en un criterio sólido y, por otra parte, que sus miembros han participado (y siguen participando) activamente en el debate internacional sobre bioseguridad y los procesos regulatorios asociados.

Otra actividad que particularmente valoro es haber participado en programas de capacitación destinados a mejorar las capacidades técnicas para la evaluación de riesgo y la regulación en bioseguridad, para fortalecer más aún la gobernanza institucional en varios países de América Latina. Uno de ellos fue el Acuerdo para la Evaluación de Riesgo y Regulación en Bioseguridad (entre la Comisión Nacional de Bioseguridad Agropecuaria y Forestal de Paraguay y el equipo del Agricultural and Food Systems Institute), cuyas actividades incluyeron talleres participativos focalizados en el desarrollo de habilidades efectivas sobre la Formulación del Problema para la evaluación de riesgo ambiental de los cultivos genéticamente modificados, entre otras actividades.

Este programa fue definido como una expresión de acción colectiva debido a la activa participación institucional dirigida a diferentes audiencias, considerando reguladores, inspectores, investigadores, estudiantes graduados así como también actividades abiertas dirigidas hace un público más amplio.

¿Qué aspecto de su trabajo lo pone más orgulloso?

Aprecio mucho que el sistema regulatorio argentino continúe trabajando con personas entrenadas a cargo, tomando decisiones, haciendo contribuciones a otros países y participando en negociaciones internacionales. Son pocos los sistemas regulatorios de biotecnología agrícola que han trabajado de manera sostenida por más de 30 años. Aspectos organizacionales que eran apropiados para los propósitos del comienzo evolucionaron con el tiempo, anticipando o acompañando (dependiendo del caso y el momento) cambios en el ambiente (científicos, tecnológicos, comerciales o de mercados).

En segundo lugar, parcialmente como resultado del programa de fortalecimiento institucional en bioseguridad para Paraguay mencionado anteriormente, y gracias a un mayor entendimiento de las bases científicas de los instrumentos de análisis de riesgo, ha sido posible que los participantes puedan desarrollar instrumentos de análisis de riesgo con base científica. En realidad, luego de completar el programa, los miembros del sistema regulatorio de ese país (Paraguay) establecieron una serie de lineamientos basados en ciencia y formularios para la solicitud de liberación a campo confinada con fines experimentales y para la autorización comercial de cultivos genéticamente modificados. Recientemente, se incorporaron otros ajustes valiosos al sistema regulatorio.

Finalmente, también considero muy valioso haber participado con mis colegas del Grupo de Biotecnología de ILSI Argentina en el desarrollo de metodologías para dar soporte a las decisiones relacionadas con la evaluación de riesgo para los cultivos transgénicos, considerando mejoras basadas en la experiencia ganada en esta materia. Este es el caso, por ejemplo, del uso de una evaluación de riesgo simplificada para los cultivos genéticamente modificados con construcciones idénticas o similares, la aclaración del concepto de familiaridad en el contexto de la evaluación de riesgo o el desarrollo de procedimientos simplificados para la evaluación de riesgo de los cultivos GM basados en ciencia.

¿Por qué eligió la agricultura en primera instancia y, más específicamente, la biotecnología como su área de trabajo?

Soy ingeniera agrónoma y valoro mucho el trabajo de los productores agropecuarios en Argentina, principalmente por la experiencia de mi madre y mi padre. Estudié en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires con excelentes profesores y trabajé en genética y también en economía. En una época tuve cargos en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, me dieron ese desafío con un grupo de buenos profesionales y científicos para ayudar a formar un equipo en un área nueva en ese momento, que permitiera la toma de decisiones con base científica y garantizar la seguridad ambiental para la introducción de cultivos genéticamente modificados. Tengo formación en genética, principalmente genética de las poblaciones y en políticas de análisis de riesgo. Como ingeniera agrónoma sé (por experiencia) sobre tecnología y sustentabilidad.

¿En su opinión, cuál es el mayor beneficio de la biotecnología agrícola a escala global?

En realidad, creo que los mayores beneficios aún están por venir.

Hasta ahora, los mayores beneficios han sido la reducción en la aplicación de productos para la protección de los cultivos en cultivos básicos en áreas con exposición aguda a ellos, la resolución de problemas de plagas en algunos cultivos y la mejora en la preservación de frutas y vegetales comestibles, reduciendo el desperdicio. Me gustaría remarcar el comienzo de la adopción de cultivos que pueden permitir la reducción de problemas nutricionales, como el arroz dorado en Asia.

La nueva generación de cultivos genéticamente modificados es muy importante, porque se buscan cambios específicos en la composición de las plantas, modificando una proporción de nutrientes u otros componentes, biofortificación o eliminación de toxinas y alérgenos naturales. Los consumidores podrían, entonces, optar por vegetales con más vitaminas y factores promotores de la salud, nueces que no tengan componentes alérgenos o aceites comestibles más saludables. Especialmente relevante es el rol que la biotecnología moderna puede tener en mejorar la seguridad alimentaria en ciertas partes del mundo donde hay deficiencias nutricionales.

¿Qué cree que pasaría si todos los agricultores tuvieran acceso a esta tecnología?

En la actualidad, en los sectores público y privado relacionados con la investigación, los expertos buscan combinar el uso de mejoramiento convencional con la biotecnología moderna, para adaptar nuestros cultivos a mayores temperaturas, la menor disponibilidad de agua en ciertos lugares e inundaciones en otros y amenazas de patógenos e insectos. Otro objetivo importante de las investigaciones es incrementar en los cultivos la absorción de nitrógeno y hacer más eficiente su uso, ya que los componentes nitrogenados en los fertilizantes contribuyen en gran medida a la eutrofización de los cuerpos de agua y a las emisiones de gases de efecto invernadero. Y a todo esto debemos agregar los desarrollos que incluyen la introducción o modificación de características que pueden ser usadas directamente por la industria o el consumidor, o la búsqueda de mejoras nutricionales para poblaciones vulnerables.

Pero todos estos desarrollos, sumados a los ya disponibles en el mercado, deben ser acompañados por buenas prácticas agronómicas, que no deben ser olvidadas. Tenemos que recordar que los sistemas de producción necesitan estár interrelacionados con un grupo de técnicas específicas para cada ambiente y no dependen de una única herramienta aislada. También debemos recordar que nos estamos refiriendo a mejoras genéticas en plantas que vienen de muchos años y han brindado beneficios a la humanidad durante un largo tiempo. Y, fundamentalmente, más allá del acceso a las prácticas y la tecnología, debemos aplicarlas cuidando el ambiente, si no sería muy difícil obtener beneficios ambientales para los agricultores y para la sociedad.

Brevemente (aunque ya lo mencioné anteriormente) no solo se trata de biotecnología, sino de un sistema en el cual los desarrollos de la biotecnología forman parte.

¿Qué le gustaría que toda persona supiese acerca de la biotecnología agrícola?

La inseguridad alimentaria en el mundo no va a desaparecer sin las nuevas tecnologías; como dijo Norman Borlaug una vez, ignorar esta realidad hará más difícil encontrar soluciones a futuro. Por lo tanto, vale la pena recordar los impactos positivos en la producción agropecuaria que resultaron de la aplicación de tecnologías basadas en ciencia, también teniendo presente que la biotecnología no reemplaza al mejoramiento genético convencional, sino que lo complementa.

Otro tema es entender que la ciencia tiene un rol necesario en la formulación de políticas públicas. Esto significa que el error no es estar en desacuerdo con los científicos (los científicos son humanos y pueden equivocarse), el error es rechazar el método científico para abordar problemas (estas son palabras de Peter Singer). Hay muchas áreas en las cuales no podemos definir lo que deberíamos hacer sin recurrir a la evidencia científica (ya sea si somos consumidores, miembros de la alguna organización o sociedad civil, hombres o mujeres de negocios o si trabajamos en la función pública). Y en el desarrollo de la biotecnología, este concepto es crucial desde los comienzos de los 70’.

También tenemos que recordar que esta tecnología nació regulada, en principio porque era una “novedad” y por su potencial como herramienta. Pero esta tecnología, que puede brindar enormes posibilidades para reducir problemas agronómicos, mejorar la calidad de los alimentos y el alimento para ganado, más que nada puede ser muy útil para resolver problemas nutricionales de poblaciones y grupos vulnerables.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la agricultura hoy?

Los problemas agronómicos son complejos y requieren soluciones conjuntas con extensivo conocimiento de agronomía (compleja en sí misma), el ambiente, los aspectos nutricionales y problemas económicos y regulatorios. Dos aspectos cruciales a tener en mente son entender qué implica preservar el ambiente y la importancia de la provisión de alimentos al mundo. Otros aspectos a tener en cuenta son la reducción del desperdicio, la calidad de producción en todos sus aspectos y cómo conservar el conocimiento y la experiencia de las poblaciones rurales. Como ya dije, no hay soluciones aisladas.

En este contexto, la tierra disponible para cultivar es limitada y el costo de utilizar más tierra para producir (incluyendo aspectos ambientales) puede ser alto. La innovación en la mejora de los cultivos, entre otras medidas, es necesaria para enfrentar estos desafíos. Fundamentalmente, al evaluar los costos potenciales, beneficios y riesgos de emplear la biotecnología, uno debería hacer este análisis (y usualmente se hace) caso por caso, teniendo en mente el potencial de obtener beneficios para los países en desarrollo (mejor nutrición, resistencia a plagas, mayores rendimientos y el desarrollo de nuevos alimentos ) con el compromiso de hacerlo de manera responsable.

Un comentario final (pero no menos importante) es el hecho de que las pequeñas y medianas instituciones en el sistema científico tecnológico tienen más dificultades que las compañías multinacionales en alcanzar el eslabón de poner un cultivo transgénico en el mercado. Y en muchos casos, estas instituciones son esenciales para el desarrollo de innovaciones, fundamentalmente aquellas que permiten resolver problemas tecnológicos y sociales específicos de ciertos países.