El maíz también se defiende

Todos los cultivos vegetales sufren enfermedades causadas por virus, bacterias y hongos. Algunos también son acosados por insectos. El maíz, por ejemplo, es atacado en nuestro país por las orugas de ciertos insectos lepidópteros (polillas), conocidos como “barrenador del tallo”, “gusano cogollero” e “isoca de la espiga”, entre otros. Estas larvas se alimentan de los tallos, las hojas y la espiga del maíz, dejando galerías que dañan la planta, la quiebran, impiden el transporte de nutrientes y sustancias y son vía de entrada para hongos, cuyas toxinas (micotoxinas) son muy peligrosas para nuestra salud.

Normalmente el agricultor combate a las plagas con insecticidas, pero hoy hay otra alternativa, más amigable con el ambiente. Se trata de la biotecnología moderna, que permite la generación de plantas de maíz resistentes a los insectos, y que no requieren de la aplicación de insecticidas. Estos maíces, conocidos como Bt, producen ellas mismas una proteína insecticida en sus tallos, hojas y espigas. Así, cuando las larvas intentan alimentarse de la planta, mueren. Lo importante es que las proteínas que lleva el maíz Bt sólo son tóxicas para las plagas, y no afectan la vida de otros insectos, ni la de mamíferos, pájaros u otros organismos. Además, son completamente inocuas para el consumo humano y animal, de modo que el maíz Bt es equivalente a cualquier otro maíz usado como alimento.

Argentina siembra maíz Bt desde 1998, y actualmente se encuentran autorizados para su siembra, consumo y comercialización diferentes maíces con esta característica, en varios casos combinada con la tolerancia a herbicida. En conjunto, constituyen más del 97% del maíz cultivado en el país.

 

 

Imagen: Daniel Klein | Unsplash