De tóxicas a comestibles

Un nuevo desarrollo de investigadores noruegos transforma a las semillas de canola en aptas para la alimentación.
Hay casi 250.000 especies vegetales en el planeta, pero sólo usamos entre 5.000 y 10.000 para alimentarnos. Muchas plantas son tóxicas, como el lirio de los valles, y otras carecen de valor nutritivo para el hombre, como las pasturas. "En realidad, no son más de 100 las especies que usamos como fuente de alimentación”, explica Atle Bones, profesor de biología de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología.
Pero Bones y su equipo hicieron un importante descubrimiento. Encontraron la manera de modificar genéticamente a la planta de canola para reducir la producción de sustancias tóxicas en la semilla, haciéndola, de esta manera, comestible.
La canola está entre los quince cultivos más importantes del mundo. Sus semillas contienen células que producen ciertas sustancias tóxicas, y que funcionan como pequeñas bombas de defensa que se activan en determinadas situaciones, como por ejemplo,  cuando un insecto empieza a alimentarse de la planta. Las sustancias tóxicas hacen que los animales e insectos se vayan."Estas bombas son buenas para la planta pero malas para las personas y los animales”, agrega Bones.
La semilla de canola se presiona para liberar todo el aceite, y lo que queda es una harina rica en proteínas que podría usarse como alimento. Pero el problema es que si no son presionadas correctamente, las semillas sueltan sus compuestos tóxicos, contaminando al aceite con un sabor fuerte y haciendo que la harina sea incomible.
Los científicos reprogramaron científicamente a las células de la canola de modo que estas “bombas” desaparezcan a medida que la semilla madura. De esta manera, la planta sigue protegiéndose de los predadores, pero las semillas maduras pueden servir de alimento.