Biotecnología, hongos y violines

Un equipo internacional que cuenta con el investigador del Empa (instituto de investigación suizo) Francis Schwarze secuenció el genoma del hongo Schizophyllum commune, que crece sobre la madera y también la descompone. El genoma, que contiene unos 13.000 genes, ha sido publicado en Nature Biotechnology.

Un equipo internacional que cuenta con el investigador del Empa (instituto de investigación suizo) Francis Schwarze secuenció el genoma del hongo Schizophyllum commune, que crece sobre la madera y también la descompone. El genoma, que contiene unos 13.000 genes, ha sido publicado en Nature Biotechnology.

Los nuevos datos les brindan a los científicos mucha información sobre las enzimas que usa el hongo para digerir la madera, una capacidad que Schwarze, junto con otros colegas, ya ha aprovechado para mejorar las cualidades tonales de la madera utilizada para hacer violines.
Los hongos son verdaderas máquinas de reciclado -descomponen la materia orgánica muerta y la convierten en humus nutritivo, y junto con las bacterias son los detritívoros más importantes de la naturaleza. Durante el curso de su evolución han desarrollado enzimas digestivas especiales con las cuales pueden descomponer la lignina y otras sustancias complejas presentes en las plantas leñosas. Sin embargo, muchas especies de hongos también atacan a la madera viva, causando cuantiosos daños económicos a las industrias relacionadas con la madera.
Francis Schwarze ya había demostrado que los hongos no sólo causan daño a través de su capacidad para descomponer ciertos materiales constitutivos de la madera, sino que también pueden mejorar ciertas propiedades. En su Proyecto Stradivarius usó hongos como S. commune para mejorar las cualidades tonales de la madera que se usa para hacer violines. En 2006, Schwarze presentó una solicitud de patente relacionada con este proceso, y en septiembre pasado, un violín biotecnológico hecho con madera tratada con hongos fue considerado superior a un Stradivarius genuino en una prueba a ciegas.
Schwarze tiene grandes esperanzas con el genoma ahora completamente descifrado de "su" hongo: "La secuencia del genoma nos proporciona información esencial sobre las enzimas lignolíticas - es decir, que degradan la madera. Este conocimiento nos permitirá modificar genéticamente las cepas salvajes con el fin de optimizar y controlar procesos de descomposición muy específicos. "El genoma de S. commune debe ser una rica fuente de información, ya que según su análisis genético, el hongo posee el aparato de enzimas digestivas más completo de todos los hongos del grupo Basidiomycota. Las enzimas de este hongo pueden digerir polisacáridos (hidratos de carbono y azúcares de cadena larga) y descomponer la lignina de la madera, una habilidad que es única. Según Schwarze, esta amplia gama de actividades enzimáticas explica por qué S. commune está tan extendido.