Aceite para la vida, energía para el trabajo

Producir biodiesel a partir del reciclado de aceite comestible usado de una manera sustentable, tanto económica como energéticamente, es el proyecto de un equipo que coordinó el analista programador Hugo Capuya e integraron Matías Ribeiro, Gabriel Rodríguez y Matías Cornejo. Producir biodiesel a partir del reciclado de aceite comestible usado de una manera sustentable, tanto económica como energéticamente, es el proyecto de un equipo que coordinó el analista programador Hugo Capuya e integraron Matías Ribeiro, Gabriel Rodríguez y Matías Cornejo.

El proyecto se propone un modelo productivo que toma como insumo un desperdicio y lo transforma en dos productos útiles que no generan desechos industriales: biodiesel para vehículos gasoleros y residuo con alto contenido de glicerol. También puede contribuir a preservar los cursos de agua, previniendo la contaminación y promoviendo las buenas prácticas ambientales para la disposición final del aceite.

Este biodiesel se obtiene mediante un proceso de transesterificación del aceite, conocido y utilizado en algunas ciudades del mundo, que pueden suministrar los grandes usuarios (comedores, restaurantes, fábricas, bares, etc.), acostumbrados a tirarlo a los conductos y desagües residenciales. Del proceso se obtiene, además, un residuo con alto contenido de glicerol, el cual puede reprocesarse para venderlo como artículo de limpieza.

D
esde hace algunos meses, circulan por el oeste del conurbano bonaerense algunos automóviles con biodiesel en sus tanques, obtenido a partir del aceite de cocina recuperado por Biocoop, una cooperativa de jóvenes técnicos químicos. Ellos llevan adelante un emprendimiento autogestionado que tiene en cuenta la innovación tecnológica, el trabajo social y el bajo impacto ambiental. Son ex-alumnos de la Escuela de Educación Técnica Nº 2 de Hurlingham, quienes, a partir de un curso de cooperativismo en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), combinaron conocimientos para convertir parte de la “basura urbana” en “energía limpia”. La planta piloto la emplazaron gracias a un comodato gestionado por la CTA con otra cooperativa de trabajo. Allí realizaron testeos y reinventaron metodologías de procesos para aumentar la calidad de lo producido. Con ayuda de la Red de Apoyo al Trabajo Popular (ATP) del INTI, están alcanzando estándares para certificar el biodiesel.

Actualmente se distribuye entre los miembros adherentes a Biocoop, quienes se asociaron para comprar 20 litros mensuales a un precio subsidiado de $1,70 por litro. Con la capacidad instalada puede abastecerse la demanda de 200 propietarios de automóviles gasoleros. Sin embargo, como aún existe capacidad ociosa –habría que conseguir los litros de aceite necesarios, pero los canales de recolección aún no fueron abiertos-, se podrían elaborar hasta 2.000 litros por semana para unos 4.000 automotores.

El emprendimiento tiene una baja intensidad productiva y alto impacto social, como así también una alta capacidad inclusiva y bajo impacto ambiental.

¿Sabía qué?
Un litro de aceite vertido en un curso de agua puede contaminar hasta 1.000 tanques de 500 litros. Si se procesaran hasta 400 litros diarios de aceite, se estarían retirando de los desagües igual cantidad de aceite quemado que actualmente contaminan 200 millones (400 x 500) de litros de agua. Con la demanda de 200 propietarios de autos gasoleros por semana, la planta podría producir hasta 2.000 litros semanales, lo que aseguraría -a precios actuales- un ingreso de $3.400 semanales (2.000 litros por $1,70), con una tasa de ganancia del 30% (costo estimado bruto). Esta podría llegar al 40% por la obligatoriedad que se generará en 2010, siempre que se venda al mismo precio que el gasoil subsidiado.

La Ley 26.093 entrará en vigencia en 2010 y obligará a los usuarios de automotores a tener en sus tanques un 5% de biodiesel o bioetanol. Por lo tanto, como producto masivo, alcanzará su “pico” máximo a partir del año próximo. Pese a que la producción tiene una limitación en cuanto a la provisión del insumo potencialmente reutilizable, la demanda y el precio del biodiesel puede equipararse o incluso superar al gasoil. Sobre el volumen de aceite recolectado, hasta el 90% podría reprocesarse en biodiesel y el 10% en glicerol que, al final, será transformado en una sustancia que sirva para utilizarla como un detergente diluido.