El Conicet cumple medio siglo

El 5 de febrero de 1958, un grupo de pioneros encabezado por el doctor Bernardo Houssay -que una década antes había recibido el Premio Nobel- fundaba la institución que transformaría totalmente la actividad científica en el país: ese día, el decreto número 1291 del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu creaba el Consejo Nacional de Actividades Científicas y Tecnológicas (Conicet).

El 5 de febrero de 1958, un grupo de pioneros encabezado por el doctor Bernardo Houssay -que una década antes había recibido el Premio Nobel- fundaba la institución que transformaría totalmente la actividad científica en el país: ese día, el decreto número 1291 del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu creaba el Consejo Nacional de Actividades Científicas y Tecnológicas (Conicet).
Las 12 personalidades convocadas por Houssay para formar el primer directorio -que incluía a médicos como Federico Leloir (más tarde, también premio Nobel), Eduardo De Robertis, Eduardo Braun Menéndez, Lorenzo Parodi e Ignacio Pirosky; el meteorólogo Rolando García; el matemático Alberto Sagastume Berra; el químico Venancio Deulofeu; los doctores en ingeniería Félix González Bonorino, Humberto Ciancaglini y Alberto Zanetta, y el físico Fidel Alsina Fuentes- dieron el puntapié inicial a un organismo que hoy integran 5216 investigadores, 2700 técnicos y 123 centros de investigación en los que se producen anualmente 6000 trabajos publicados en revistas especializadas.
Para comprender la importancia de estas cifras basta recordar que se trata de un volumen equivalente a casi el 75% de la producción científica nacional... con el 23% del presupuesto y el 25% de los recursos humanos del sistema público de ciencia y tecnología.
"Houssay creó el Conicet para profesionalizar la carrera del científico -cuenta el doctor Eduardo Charreau, actual presidente del directorio de la institución (por segundo mandato consecutivo), en la que trabaja desde hace casi 40 años-. Demostró que la investigación era una profesión y que se podía vivir de ella."
El Conicet nació en un momento en que los consejos de investigación eran considerados una necesidad.
Aunque todavía queda mucho camino por delante, el Conicet de hoy es una de esas grandes riquezas del país que merecen nuestro genuino agradecimiento. Porque, como alguna vez dijo el propio Houssay, "las conquistas del presente son sueños juveniles realizados y que alguna vez se tuvieron por imposibles".