Maíz: Importancia de las variedades primitivas y las razas locales

Hasta el comienzo de la agricultura la evolución de las especies estuvo controlada por la selección natural. A medida que avanzó el proceso de domesticación y los primeros cultivos se extendieron a nuevas regiones, encontraron grandes diferencias ecológicas y a menudo las barreras geográficas naturales separaron y aislaron las poblaciones agrícolas. De esa manera la selección natural y la producida por los agricultores dieron lugar a la aparición de variedades primitivas y razas locales que se caracterizan por presentar elevada variabilidad genética, se encuentran en equilibrio con su medio ambiente y mantienen su productividad relativamente estable por largos períodos de tiempo.

Hasta el comienzo de la agricultura la evolución de las especies estuvo controlada por la selección natural. A medida que avanzó el proceso de domesticación y los primeros cultivos se extendieron a nuevas regiones, encontraron grandes diferencias ecológicas y a menudo las barreras geográficas naturales separaron y aislaron las poblaciones agrícolas. De esa manera la selección natural y la producida por los agricultores dieron lugar a la aparición de variedades primitivas y razas locales que se caracterizan por presentar elevada variabilidad genética, se encuentran en equilibrio con su medio ambiente y mantienen su productividad relativamente estable por largos períodos de tiempo.

El fitomejoramiento plantea una paradoja ya que por un lado se necesita variabilidad genética para mejorar y mantener alta productividad de los cultivos y por el otro algunos cultivares mejorados se difunden ampliamente y su extenso uso provoca reducción de variabilidad genética en las zonas de producción donde tienen éxito. El empleo de pocas variedades uniformes y con estrecha base genética en grandes áreas ha ocasionado graves problemas en diferentes países y en distintas épocas.  Se considera que, en especies cultivadas, el factor de mayor importancia en la pérdida de diversidad es el reemplazo de las variedades tradicionales y razas locales de los agricultores con amplia variabilidad genética, por materiales mejorados de mayor rendimiento pero con gran uniformidad genética, o por otros cultivos más productivos y/o más rentables.

Conciente de la situación el INTA implementó la colecta sistemática de razas locales de maíz comenzando en la década de 1950 y se extendió, en una primera etapa, hasta 1968, abarcando la Región Maicera Central y algo del NOA. Posteriormente, entre 1977 y 1986, con la colaboración del IPGRI (ahora Bioversity Internacional), se realizaron 10 giras que cubrieron casi todo el país, recolectándose 2.115 entradas. En 1994, se realizó una nueva gira por el NOA.

Actualmente la colección de germoplasma del Banco de Germoplasma de Maíz de INTA cuenta con más de 2.500 entradas que incluyen razas locales, compuestos raciales y duplicados de materiales mejorados. Las razas locales pertenecen a 44 tipos diferentes de maíz que presentan características de adaptación a condiciones ambientales, de producción y de factores de calidad que los hacen de interés para los programas de mejoramiento. Su conservación se considera estratégica ya que pueden tener genes de importancia actual así como para el futuro.