Enzimas que captan luz y reparan lesiones en el ADN

Los ambientes extremos siguen siendo noticia. Virginia Albarracín, del grupo dirigido por M. Eugenia Farías en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos, del Conicet, investiga enzimas (fotoliasas) que sintetizan la luz en compuestos bioactivos, y en acciones que reparan lesiones en el ADN.

Los ambientes extremos siguen siendo noticia. Virginia Albarracín, del grupo dirigido por M. Eugenia Farías en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos, del Conicet, investiga enzimas (fotoliasas) que sintetizan la luz en compuestos bioactivos, y en acciones que reparan lesiones en el ADN.

Los ambientes extremos son en este caso salares, lagunas de altura (entre los 3.800 y los 5.200 metros de altura), y desiertos con una marcada amplitud térmica entre el día y la noche, altas concentraciones de arsénico y fuerte radiación UV. Las comunidades bacterianas que se estudian, a pesar de las desventajas de los climas de altura, logran sobrevivir y hasta producir oxígeno.

Hace muy poco, Virginia Albarracín recibió una de las becas más competitivas del mundo, se trata de la “Beca Marie Curie International Incoming Fellowship”, otorgada por la Unión Europea. “La beca me va a permitir trabajar en Alemania, con equipamiento y recursos de última generación, en un Instituto Max-Planck de Química Bionorgánica (Dr. Wolfgang Gärtner), pero con el mismo tema y el material biológico que trabajo en Argentina, por lo cual es un tema 100% producido en nuestro país”.

El trabajo de Virginia está centrado entre otras cosas en el estudio de enzimas capaces de realizar compuestos bioactivos, con un interesante panorama en la aplicación de estos para combatir células tumorales y para la producción de antibióticos.  Y también en ver cómo estas bacterias captan la luz y la utilizan para reparar lesiones en el ADN (enzimas extremas llamadas fotoliasas).

En una primera etapa Virginia Albarracín debió describir los ambientes extremos, conocer las comunidades microbianas que vivían allí, y caracterizar la resistencia a la radiación solar y otros factores extremos. Virginia Albarracín pone su ojo en las bacterias que logran mayor resistencia a la radiación UV

Para la segunda etapa de su trabajo, la investigadora propone profundizar y estudiar con tecnología de punta los mecanismos de resistencia de estas enzimas a la luz UV en el instituto Max-Planck que justamente se especializa en fotobiología y fotoquímica.

La idea es ver  cómo las enzimas funcionan en condiciones distintas de las que se las ha descripto hasta ahora. Luego manipularlas genéticamente, estudiar las proteínas, y ver las características fotofísicas y fotoquímicas para sus potenciales aplicaciones en distintos campos como la salud y energía.

Otra cuestión importante derivada de las fotoliasas implica investigación en energía, un tema estratégico para el futuro. De estos sistemas de recepción de luz se pueden obtener  maneras más limpias de producir energía.

La beca prevé una “fase de retorno”, que consta en equipar al Conicet de tecnología de punta para seguir trabajando la línea de investigación dentro del país (fotobiología).