Novedades de Australia, EU y China respecto a la situación de la edición génica

Nuestro planeta se enfrenta a desafíos sin precedentes debido a una población mundial en crecimiento, mientras que el cambio climático amenaza la productividad de nuestros cultivos. Para enfrentar estos desafíos globales tenemos que aumentar las inversiones en la creación de conocimiento y facilitar el uso de tecnologías innovadoras. Se requiere de todas las herramientas posibles para enfrentar estos desafíos.
Nuestro planeta se enfrenta a desafíos sin precedentes debido a una población mundial en crecimiento, mientras que el cambio climático amenaza la productividad de nuestros cultivos. Para enfrentar estos desafíos globales tenemos que aumentar las inversiones en la creación de conocimiento y facilitar el uso de tecnologías innovadoras. Se requiere de todas las herramientas posibles para enfrentar estos desafíos.

La agricultura y la producción de alimentos deben adaptarse a condiciones climáticas cada vez más extremas y, a la vez, ser más sostenibles. El desarrollo de nuevas variedades de cultivos, que puedan aumentar la productividad frente a este escenario, puede hacer una contribución sustancial para permitir a los agricultores producir más usando más eficientemente los recursos e insumos. Para desarrollar estas variedades, los científicos y los fitomejoradores deben tener acceso a la gama más amplia posible de herramientas de mejoramiento. La adición más reciente a la caja de herramientas es la edición génica (con CRISPR), que tiene el potencial de permitirle a los científicos y mejoradores desarrollar las variedades de cultivo deseadas de una manera rápida y eficiente. Argentina fue el primer país del mundo en establecer, en 2015, una normativa para los productos derivados de nuevas técnicas de mejoramiento como la edición génica y cada vez más países de todo el mundo también van definiendo su normativa.

Australia
El Gobierno australiano ha emitido una decisión que dice que no regulará el uso de técnicas de edición genética en plantas, animales y células humanas que no introducen material genético nuevo. La decisión fue el resultado de una revisión de las regulaciones de tecnología genética del país que no se habían revisado desde 2011, antes de que las tecnologías de edición de genes se generalizaran. Los cambios entrarán en vigencia el 8 de octubre de 2019.

Anteriormente, el uso de tales tecnologías, incluido CRISPR-Cas9 para la investigación, estaba restringido en la práctica porque dichas técnicas se regían por las mismas reglas que las modificaciones genéticas convencionales, que requieren la aprobación de un comité de seguridad de biotecnología acreditado por la Oficina del Regulador de Tecnología Genética (OGTR, por sus siglas en inglés).

El órgano regulador australiano afirma que las modificaciones genéticas realizadas sin nuevo material genético no son diferentes de los cambios que ocurren en la naturaleza y, por lo tanto, no representan un riesgo adicional para el medio ambiente ni la salud humana. Las tecnologías de edición de genes que insertan material genético en la célula continuarán siendo reguladas por el OGTR.

Las regulaciones actualizadas no se aplican al uso de la edición de genes en embriones humanos para la reproducción, que está prohibido.

Europa
Un año más tarde del dictamen del Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea (TJCE), el 25 de julio de 2018, que estableció que las plantas desarrolladas a través de la edición génica también son organismos genéticamente modificados (OMG) que no están exentos de la legislación sobre OMG, la comunidad científica europea publicó una Declaración Abierta que insta a los responsables políticos a reconsiderar su veredicto.

La Declaración Abierta para el uso de la edición génica para la agricultura sostenible y la producción de alimentos en la UE del 25 de julio de 2019 menciona que la legislación de la UE sobre OMG emitida en 2001 ya no refleja correctamente el estado actual de la investigación científica y el conocimiento. En la Declaración Abierta los científicos de más de 125 centros de investigación de toda Europa hacen un llamado urgente a las instituciones europeas (incluido el Consejo Europeo, el nuevo Parlamento Europeo y la próxima Comisión Europea), para tomar las acciones legales apropiadas para permitir que los científicos y mejoradores europeos puedan aplicar la edición génica para una agricultura y alimentación sostenibles.

"La capacidad de utilizar la edición génica es crucial para el bienestar y la seguridad alimentaria de los ciudadanos europeos", dice la Declaración Abierta. Los científicos y mejoradores de la UE deberían poder utilizar técnicas de mejoramiento de precisión con CRISPR para contribuir a una producción agrícola y alimentaria más sostenible. Los científicos afirman que someter a los cultivos obtenidos a través de la edición génica a las regulaciones de OGM negará a los consumidores, productores, investigadores y empresarios europeos oportunidades importantes para superar los desafíos productivos.

China
Por su parte, China apuesta en grande a la edición genética para alimentar a sus 1400 millones de habitantes. El gobierno chino apuesta a que CRISPR puede transformar el suministro de alimentos del país. Hoy China publica el doble de estudios agrícolas relacionados con CRISPR que Estados Unidos, el país que ocupa el segundo lugar.

Los investigadores chinos tienen como objetivo incrementar los rendimientos reduciendo el uso de fertilizantes y pesticidas, y generar variedades que sean resistentes a plagas y enfermedades, así como a la sequía y salinidad, y creen que la edición génica tiene mucho potencial para contribuir a lograrlo. Sin embargo, antes de que la cosecha de ese esfuerzo pueda pasar de los laboratorios a campos y mesas, China necesita resolver cómo manejará los cultivos modificados por CRISPR.

Muchos investigadores suponen que China seguirá los pasos de los Estados Unidos, que exime a las plantas editadas genéticamente de las regulaciones que aplican a los cultivos transgénicos, siempre que no se produzcan mediante la transferencia de ADN de otras especies, sino al inducir mutaciones que podrían haber ocurrido de forma natural o mediante el mejoramiento convencional. Muchos observadores de la industria agrícola piensan que se está esperando ver cómo reacciona el público en los Estados Unidos a medida que las empresas sacan los primeros productos de cultivos editados al mercado.

Según investigadores chinos, si los reguladores chinos abren la puerta a los alimentos editados por CRISPR, el tiempo necesario para que alguno de los cultivos en los que están trabajando esté listo para sembrarse comercialmente serían seis meses.

Las nuevas herramientas de mejoramiento, como la edición génica, son muy útiles porque permiten a los mejoradores hacer su trabajo de una manera muy precisa y eficiente. Estas herramientas pueden ayudar a lograr una producción agrícola sostenible y seguridad alimentaria, pero una supervisión regulatoria equilibrada en todo el mundo es un requisito clave para lograr estos objetivos.

Agosto ArgenBio. Basado en datos de Science, ISAAA, Transgenic Research, Chilebio, Nature y Fundación Antama